domingo, 3 de enero de 2016

HOMENAJE A MOLIÉRE

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JUAN-BAUTISTA POQUELIN
"MOLIÉRE"

(París, 15/01/1622 - París, 17/02/1673)

Posiblemente se preguntarán qué tan relevante puede considerarse el rol de este ilustre comediógrafo francés en relación con la HISTORIA como para que se le rinda homenaje en un sitio consagrado, precisamente, a temas de historia y genealogía. La respuesta que en principio resultaría más evidente sería que no mucho, pero sucede que para mí sí tiene una conexión importante, no con la HISTORIA en sí misma, pero sí con mi afición por ella. Y procedo en este punto a explicarme :
Mi gusto por la lectura se remonta a los primeros años de mi infancia. Bastante antes de que hubiese aprendido siquiera a leer, mi padre era sometido cada noche a lo que para él debía ser el tedioso ritual de leerme al menos un cuento antes de dormir, condición sine qua non para que el benjamín de la familia consintiese en acostarse en su propia cama en lugar de ir a escorchar a la suya. Por fortuna conservé el hábito de la lectura cuando pude al fin valerme por mí mismo para tal menester. Los cuentos infantiles fueron sustituidos por comics y libros de aventuras, que eran sobre todo infaltables en mi equipaje durante las vacaciones, cualquiera fuera el destino elegido por mis padres – aunque debo reconocer que las frecuentes visitas a la casa de mi abuela materna, que vivía en un pueblito situado casi en medio de la nada, sin acceso a TV ni cualquier otra suerte de chupete electrónico por al menos un par de interminables semanas, constituyeron el aliciente ideal para que el niñato devorase revistas y libros durante las abrumadoras horas de siesta obligatoria. No obstante, no fue sino hasta mi ya lejana pre-adolescencia, cuando heredé la pequeña biblioteca de libros de texto que había sido patrimonio de mis dos hermanas mayores, que mi gusto por la lectura se convirtió en verdadera pasión.
Fue durante una tarde de lluvia, en la que no tenía nada mejor que hacer, que se me ocurrió tomar uno de aquellos libros, que resultó ser una edición comentada del inmortal Tartufo, cuya introducción contenía una reseña sobre la vida del autor, su época y las circunstancias en que la obra había sido representada por primera vez. Inesperadamente atrapado por la descripción que esa reseña hacía del Rey Sol y su corte, el palacio de Versalles y los fastos desplegados en ocasión de la fiesta llamada Los Placeres de la Isla Encantada, mi imaginación se sumergió a tal punto en aquel relato que desde ese momento me dediqué afanosamente a saber más, en principio sobre los personajes mencionados y sobre ese contexto histórico en particular, pero luego sobre sobre otras culturas y personajes, lo que me llevó a su vez a bucear en otras materias, en especial literatura, mitología y más tarde genealogía. Mi afán llegó de hecho a tal grado que en breve los libros de texto y los cinco tomos del humilde diccionario enciclopédico que había en casa me resultaron no sólo insuficientes sino incluso frustrantes, lo cual determinó que mis visitas a la biblioteca pública se hicieran cada vez más frecuentes. Difícil sería describir mi gozo cuando supe que podía retirar en préstamo un número hasta entonces inimaginable de libros – mi primera tarjeta de libros en préstamo quedó rápidamente colmada y muchas más luego de esa -, y más aún cuando descubrí en ella una impecable edición del monstruoso diccionario enciclopédico Espasa-Calpe, completísimo en artículos de historia, biografías y también en detalladas reseñas genealógicas, materia en la que comencé a interesarme porque mi debilidad ha sido siempre la historia menuda, es decir, aquella que se detiene en los personajes que han contribuido a forjar con sus acciones individuales, heroicas, temerarias o mezquinas, cada uno de los innumerables sucesos que forman parte del devenir histórico.
Qué mas puedo decir, salvo que para el momento en que cumplí mis 15 años ya me había convertido en un verdadero ratón de biblioteca, y de los peores ; un bicho raro que no paraba de levantar la mano en la clase de Historia y que cada tanto osaba incluso corregir al profesor, y que para colmo se lucía también en Literatura, y hasta exhibía un conocimiento absurdo sobre cuestiones tan inútiles como mitología egipcia y greco-romana, cosas todas que para la mayoría de mis condiscípulos distaban mucho de ser motivo de elogio, como en más de una ocasión me lo hicieron notar. Pero bueno, para entonces ya estaba perdido y ninguna pulla o distracción de cualquier otra índole podían apartarme del íntimo placer de leer y acumular conocimientos sin otro fin que saber – ni modo que hiciera entender a mis compañeros que eso era para mí tan o más gratificante que casi cualquier otra cosa -, y de eso, como sin duda entenderán ya a esta altura, me reconozco en primer lugar deudor de Molière, cuya obra he llegado a leer completa y ocupa todavía un honroso lugar en mi biblioteca porque tuvo la virtud de abrir las puertas de mi curiosidad y despertar mi interés en diversas áreas del conocimiento, pero sobre todo en la Historia, que es actualmente una de mis más gratas aficiones.
Por ello es que dedico a Molière, sencillamente, este merecido HOMENAJE.

viernes, 1 de enero de 2016

EL PADRE DE LA HISTORIA

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HERODOTO

Me ha parecido oportuno dedicar la primera entrada de este blog a quien ha sido honrado con justicia con el noble título de "Padre de la Historia", aunque conviene señalar que Herodoto, más que historiador, fue un muy notable historiógrafo, dado que su obra se enfoca mayormente en la recreación de los personajes y sucesos del pasado tal como eran conocidos o recordados en su tiempo, combinando en su relato hechos verdaderamente históricos con mitos que la creencia popular tenía por ciertos, sin adentrarse en el análisis crítico que caracteriza el trabajo de todo buen historiador.

VIDA DE HERODOTO

Herodoto nació en el año 484 AC en Halicarnaso, antigua colonia griega situada en la región de Caria, en la costa occidental de Asia Menor, y perteneció a una de las familias más ilustres de esa ciudad, lo cual determinó que tuviera acceso no sólo a una educación privilegiada sino también a los recursos que le permitieron costear los viajes a partir de los cuales reunió los conocimientos que volcó luego en su obra.

Sobrino por línea materna del célebre poeta épico Paniasis, se cree que fue éste quien inculcó en el joven Herodoto el gusto por las artes, las letras y el saber, así como esa curiosidad que desde muy temprana edad lo impulsaría a viajar extensamente por Asia Menor, Oriente Medio y el norte de Africa - se sabe de hecho que Herodoto visitó Babilonia y recorrió las tierras de Fenicia, Egipto, en donde remontó el río Nilo hasta la ciudad de Elefantina, y Libia, así como también que llegó hacia el oriente hasta los confines del Ponto Euxino, nombre que se daba entonces al Mar Negro.



Mapa de Estrabón

En aquel tiempo Halicarnaso era una de las ciudades griegas que reconocían la soberanía del Imperio Persa, circunstancia que hizo posible que Herodoto, en su calidad de súbdito del Gran Rey, pudiese viajar con relativa seguridad por las tierras sujetas a la autoridad de éste - en esa época ningún griego procedente de la Grecia peninsular habría podido hacer lo mismo sin exponerse a ser tratado como enemigo.

Herodoto recopiló durante esos viajes un vasto bagaje de informaciones que habría de volcar como ya se ha dicho en su obra - los Nueve Libros de la Historia -, la cual se supone que comenzó a escribir tras su regreso a Halicarnaso, en donde se sabe que residía hacia el año 454 AC, cuando su tío fue asesinado o ejecutado por orden del tirano Ligdamis, que gobernaba la ciudad bajo la égida del Gran Rey. Herodoto tuvo que huir entonces de Halicarnaso para no correr la misma suerte, estableciéndose algún tiempo después en la isla de Samos, en donde continuó trabajando en su obra.

Fue desde su exilio en Samos que Herodoto colaboró activamente en la preparación del alzamiento que habría de derrocar al tirano Ligdamis. Todo parece indicar que fue de hecho uno de los principales líderes de la conjura que puso fin al gobierno de aquel y que le permitió regresar finalmente a su patria. Por desgracia, el vacío de poder dio lugar en breve a graves disensiones entre sus conciudadanos, las cuales motivaron a Herodoto a alejarse una vez más de su patria y a buscar el sosiego que ansiaba en Thurium, colonia ateniense en la que vivió largos años hasta su muerte, acaecida en el año 406 AC - algunas fuentes reportan que la muerte de Herodoto tuvo lugar en Pella, capital del reino de Macedonia, pero la primera versión parece ser la más plausible.

LOS NUEVE LIBROS DE LA HISTORIA

Así se ha dado en llamar a la obra de Herodoto, debido a que la misma se compone justamente de nueve libros, cada uno de ellos dedicado a una de las nueve musas, Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania y Calíope - se mencionan otras, pero éstas son las que ha consagrado la tradición clásica. El tema central de estos nueve libros son las guerras que los griegos sostuvieron contra los persas durante la primera mitad del siglo V AC, conocidas como Guerras Médicas debido a que los persas eran calificados también el nombre de medos, a pesar de que estos dos pueblos, aunque se hallaban étnicamente relacionados, constituían en realidad naciones claramente distintas.



Las nueve Musas

Un claro ejemplo de cómo Herodoto no solía distinguir los sucesos históricos de los míticos es que no duda en remontar los orígenes de la enemistad entre griegos y persas nada menos que hasta la legendaria guerra de Troya. No obstante, ello no resta interés a su obra, porque los mitos son parte esencial de nuestra cultura e historia, y mucho dicen además sobre la naturaleza humana porque son fiel reflejo tanto de nuestros anhelos como de nuestros temores. 

Los temas principales de cada uno de estos nueve libros son :

LIBRO I - CLÍO (musa de la Historia) : Antecedentes de la rivalidad entre griegos y persas, entre ellos la guerra de Troya - Los triunfos de Ciro II el Grande, rey de los Persas, en particular la victoria obtenida sobre Creso, rey de Lidia, y posteriormente sobre los asirios y el pueblo masageta.

LIBRO II - EUTERPE (musa de la Música) : Conquista de Egipto por el rey persa Cambises, hijo de Ciro II el Grande - Geografía de Egipto, costumbres, religión, tradiciones y fauna del país.

LIBRO III - TALÍA (musa de la Comedia) : Continuación de la conquista de Egipto - El reinado de Darío I el Grande - Relación sobre la organización política-administrativa del Imperio Persa y curiosidades diversas - Los confines de la Tierra - Conquista de Babilonia por los persas.

LIBRO IV - MELPÓMENE (musa de la Tragedia) : Continuación del reinado de Darío I el Grande - Relación sobre el país y las costumbres de los escitas - Circunnavegación de Africa - Derrota de los escitas y conquista de Libia por los persas.

LIBRO V - TERPSÍCORE (musa de la Danza) : La conquista persa de Tracia - Inicio de la primera guerra Médica (revuelta de las ciudades de Jonia y disgreciones sobre la historia de Esparta y Atenas).

LIBRO VI - ERATO (musa de la Lírica Coral) : La reconquista persa de Jonia - Reacción de los griegos peninsulares - Desarrollo de la primera guerra Médica - La victoria griega en Maratón.

LIBRO VII - POLIMNIA (musa de la Pantomimia) : La segunda guerra Médica - Reinado del rey persa Jerjes (Xerxes) - Preparativos y desarrollo de la invasión persa en Grecia - La heroica resistencia del rey Leonidas y sus trescientos espartanos en el paso de las Termópilas.

LIBRO VIII - URANIA (musa de la Astronomía) : Continuación de la segunda guerra Médica - Las batallas navales de Artemisio y Salamina - El reino de Macedonia.

LIBRO IX - CALÍOPE (musa de la Poesía Épica) : Fin de la segunda guerra Médica - Batalla de Platea - Liberación de las ciudades jónicas y fundación de la hegemonía ateniense.

No me extenderé aquí en detalle sobre el contenido de la obra de Herodoto, pero sí me parece importante destacar que, a pesar de que las informaciones consignadas en ella pueden considerarse en muchos puntos escasamente fidedignas - la seriedad del trabajo de Herodoto fue duramente criticado por varios de sus contemporáneos, como fue el caso del historiador Tucídides -, su forma y estilo constituyeron sin duda el modelo sobre el cual fueron plasmadas las obras de los grandes historiadores e historiógrafos griegos y romanos, y a través de éstos las que nos han legado los cronistas medievales, habiendo servido además de inspiración a los amantes y cultores de la Historia a través de incontables generaciones.

Por todo ello considero harto merecido este homenaje a HERODOTO, verdadero PADRE DE LA HISTORIA.